
Melón plátano
El nombre del melón plátano proviene de los gajos que se asemejan a los de un plátano y, aunque su origen no está del todo claro, durante el siglo XX fue el melón más consumido en la zona. Con pulpa jugosa y refrescante, su color puede variar entre el amarillo, el anaranjado y el rosado, siempre con vetas verdes a simple vista.
Era la fruta que marcaba la temporada de verano y que se encontraba en casi todos los fundos y huertas familiares. Su consumo estaba extendido, pero lo que realmente le dio un lugar memorable fue la miel de melón.
Este producto, considerado una de las conservas más elegantes de la región, se prepara con un litro de melón cocido, filtrado y mezclado con 700 gramos de azúcar. La cocción dura alrededor de tres horas y media, hasta obtener una miel espesa y brillante. Era típica en las casas de fundo, donde se elaboraba con dedicación. “Es un producto que trae muchos recuerdos de antaño”, dicen quienes lo probaron en su infancia.
La miel de melón plátano es parte de la cultura de las cocinas rurales del Maule, ligada a celebraciones y a la vida de campo. Aunque hoy su preparación es menos común, sigue siendo un tesoro culinario que refleja el ingenio local para transformar lo cotidiano en algo memorable.