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11 noviembre, 2024

Mirella, la reina del ulte

En la caleta de Loanco, en la costa del Maule, vive Mirella Muñoz Lepe, una alguera que desde hace décadas ha hecho del mar su vida. Nació en 1957 y está casada con David, con quien ha compartido el oficio de la recolección y venta de cochayuyo y ulte, el tallo carnoso de esta alga que en la zona es parte esencial de la cocina. Tienen tres hijos, dos de ellos pescadores, y cuatro nietos que siguen de cerca la tradición familiar.

​La característica que distingue a la caleta de Loanco es la posibilidad de recorrer en camioneta hasta 10 kilómetros por la playa, lo que facilita la recolección.

Para esta faena, se desinflan los neumáticos y así el vehículo puede transitar por la arena. Las mejores fechas son después de una tormenta, cuando la marejada arranca las placas de fijación de las rocas y el cochayuyo queda en la orilla. En una buena jornada pueden recolectar alrededor de 500 kilos.

El cochayuyo se orea dos días al sol, se amarra en “guaguas” de medio kilo y se guarda a la sombra para conservar su característico color negro, evitando que se ponga amarillo. Mirella vende en el mercado de Constitución, donde es reconocida como la vendedora oficial de este producto. Allí ofrece guaguas y también cochayuyo a granel, especialmente demandado por comerciantes chinos. Del mismo proceso sale el ulte, que cocina en ollas con leña de eucalipto y que luego vende en el mismo mercado.

​El mar también marcó la vida de su familia. De sus tres hijos, dos se dedican a la pesca y el tercero es enfermero, mostrando cómo la tradición marinera sigue viva pero también se adapta a nuevos caminos.

Además de las algas, Mirella se transformó en referente gastronómica. En un pequeño puesto al sur de la caleta ofrece empanadas y mariscales, platos que atraen a quienes recorren la costa. Su mano en la cocina es conocida: ha ganado en dos ocasiones el Festival del Poroto con Cochayuyo organizado por la Municipalidad de Chanco, uniendo en su olla sabores del mar y de la tierra.

Quienes la conocen destacan su humor y risa contagiosa. Entre conversaciones llenas de dichos y anécdotas, Mirella se ha convertido en un personaje querido y respetado, con una historia que refleja la fuerza y la identidad de las comunidades algueras del Maule.