
Tomates amarillos
En Vichuquén, Arnaldo Aliaga rescató de la casa de una vecina semillas de tomates amarillos, parte de un conjunto conocido como “semillas de herencia”. Junto a ellas también consiguió otras variedades, entre ellas una que el agricultor Yuco bautizó como “teta de cabra” por su particular forma terminada en punta.
El huerto se prepara cada septiembre, cuando se hacen los almácigos de tomates que luego se cosechan entre diciembre y abril. Parte de la producción se vende directamente en el huerto, otra en el mercadito y una parte se entrega a la señora Bernarda de Concaven.
Los tomates amarillos, al igual que los rosados, destacan por su piel lisa y delicada. Ambos son de tamaño y forma similar, con una pulpa carnosa y poca semilla, cualidades que los vuelven muy apreciados en la cocina local.