En la plantación de 20 mil chaguales de Vichuquén se descubrió la importancia del suelo y la ubicación para lograr un buen desarrollo. Los ejemplares crecieron con mayor fuerza en un terreno arenoso conocido por los locales como “petro”, situado junto a la ribera del estero y protegido por sombra en las tardes. Ese microclima permitió que al tercer año se cosecharan los primeros chaguales, abriendo la esperanza de que, con las condiciones óptimas, sea posible obtener piñas de hasta 2 kilos en ese mismo plazo.